Grabando “Deep in the Rainforest”
Al contrario de lo que piensa mucha gente, decidir dónde viajar no es tarea fácil, en realidad, en los últimos años se ha convertido en una de las decisiones mas difíciles que tengo que afrontar en mi trabajo. Y es que no es lo mismo viajar por mero placer, que realizar una aventura en busca de las imágenes soñadas con las que editar ese video que tienes en la cabeza.
También es complicado prever los resultados que voy a obtener, ya que por mucho que investigues en internet desde la comodidad del estudio, pocas veces la realidad se atiene a las imágenes que encuentras en la red.
Panamá ha sido uno de esos destinos que se ha cruzado en mi camino casi por azar, una localización que no estaba para nada en mi lista sólo un par de meses antes de realizar el viaje. De nuevo tengo que dar gracias a que un buen amigo me lo recomendara encarecidamente, no es la primera vez que me pasa y seguro que no es la última.
Cada país, ciudad o paisaje, tiene sus peculiaridades y su especial atractivo. En Utah (USA) sin duda es la anaranjada roca, en Uyuni (Bolivia) el inmenso desierto de sal, y en Panamá, no es otro que la interminable y frondosa selva que cubre gran parte del país.
Así mismo, el paisaje suele determinar la forma en la que afrontar el rodaje, la técnica a utilizar y por lo tanto las herramientas necesarias.
En el caso de Panamá, tuve claro desde en principio que no iba a ser fácil capturar la esencia de la selva, para ello iba a necesitar rodar video en cámara lenta para apreciar la belleza de los ríos y cascadas. También time-lapse para grabar amaneceres, atardeceres y movimiento de las nubes que se forman, ya que era época de lluvias. Y por último necesitara un drone para conseguir imágenes aéreas con las que poder mostrar la grandiosidad de la selva.
A continuación describiré mi experiencia en algunas de las localizaciones de mi viaje por Panamá, así como detalles de como grabé las imágenes que forman parte de mi película “Deep in the Rainforest”.
Parque Soberanía:
Lo que menos te esperas cuando visitas la ciudad de Panamá, es que a solo veinte minutos del centro de la bulliciosa ciudad, se encuentre uno de los parques naturales mas bellos del país. El parque nacional Soberanía tiene una extensión de 19,525 hectáreas, y fue declarado zona protegida en 1980. Cuando paseas por sus caminos es fácil ver multitud de animales salvajes, incluso monos saltando libremente de rama en rama.
Aquí es imposible no sentir la autenticidad de una naturaleza casi intacta. Y es que este es el hábitat de más de 1300 especies de plantas y 525 especies de aves, 105 especies de mamíferos, 79 especies de reptiles y 55 de anfibios entre otros.
Uno de los puntos importantes del parque es el Camino de Cruces, un sendero de 10km que cruza el parque de lado a lado. Muy famoso ya que era la ruta utilizada por los españoles en el siglo XVI para transportar mercancía entre el océano Pacífico y el Atlántico. Hoy sirve para que el viajero pueda descubrir el parque y su medio natural cómodamente.
En Soberanía pude conseguir algunas de las imágenes que estaba buscando, como la de pequeños ríos cruzando la frondosidad del bosque, o la densa vegetación que se apodera de cada rincón de la selva buscando esa preciada luz vital.
Portobello:
San Felipe de Portobelo fue una de las poblaciones más importantes de América durante la época colonial. Por su puerto natural pasó la mayoría de las riquezas de España procedentes de la conquista del nuevo continente.
Situada en la costa norte de Panamá, a unos 50 km al noreste de Colón, Portobello limita al norte con el mar Caribe, y eso se deja ver en sus calles, sus gentes y la forma de vida de las mismas. No puedo decir que fuera una de las zonas mas atractivas de mi viaje, mas bien todo lo contrario. Portobello es sin duda la ciudad mas sucia y degradada de las que he visitado en Panamá.
Debido a la gran historia y herencia de esta ciudad colonial, esperaba mucho mas de su atractivo cultural, el cual se limita al Fuerte de San Jerónimo y el puerto que lo alberga.
Para poder capturar estos elementos, decidí esperar al atardecer y grabarlos desde la altura con un Drone, de esta forma pude conseguir varias tomas interesantes, con una dorada luz que bañaba la escena.
Valle de Antón:
Tras un par de días en Colon y Portobelo, dejamos la costa del Caribe y continuamos viaje hacia el Oeste. A partir de aquí el paisaje cambia drásticamente ya que nos estamos acercando a nuestro próximo destino, el Valle de Antón, un pequeño y pintoresco pueblo situado a los pies de un volcán, motivo por el cual su clima es mas fresco y agradable. Los principales atractivos de esta zona son los paseos por los bosques que lo circundan y la visita al volcán. En dichos bosques podemos encontrar otro de sus puntos fuertes, el Chorro Macho, una imponente cascada que podemos descubrir tras un corto pero atractivo paseo por la frondosa jungla.
El gran volumen de precipitaciones hace que la flora de esta zona sea exuberante, cubriendo cada milímetro del suelo con un manto verde difícil de pasar por alto. En mi caso, fue un escenario ideal para obtener algunos planos macro con un viejo Minolta 50mm y mi Sony FS7.
Caldera:
Caldera es un pequeño pueblo perdido en el interior de Panamá, uno de esos lugares que no aparecen en las rutas de viaje, una aldea sin aparente interés alguno. Quizá el único motivo por el que decidí pasar una noche en este lugar era porque quedaba a medio camino de mi siguiente destino, Bocas del Toro. Mis expectativas eran bajas, encontrar una cama seca y fresca en la que descansar tras un largo día de rodaje. Lo que no me esperaba era descubrir un autentico vergel selvático enclavado en un pequeño cañon, apenas visible desde la carretera o el pueblo. Y es que a este maravilloso lugar se accede casi exclusivamente desde el alojamiento “Cabañas del rio encantado”. Por lo que si no te albergas en el, no podrás disfrutar de este maravilloso lugar.
Además, al visitar Panamá en época de lluvias, sabíamos que nos arriesgábamos a sufrir lluvias torrenciales, algo que puede arruinar tu rodaje, o como ocurrió en este caso, potenciarlo sustancialmente, ya que el atractivo visual de una tormenta en la selva es difícilmente superable.
Para poder representar bien la fuerza de la lluvia, grabé la escena a 60fps con la Sony FS7, bien refugiado bajo un paraguas que mantenía a salvo la camara, pero no evitaba que mi ayudante y yo nos mojásemos totalmente. El resultado fue espectacular, lo que en otra situación habría sido un día terrible de rodaje, en este caso se convirtió en uno de los mejores momentos del viaje.
Bocas del Toro:
Tras varios días a lo largo del país, dejamos la espesa selva y nuestros ojos agradecen el cambio de paisaje, llegamos a la conocida Bocas del Toro. A esta provincia limítrofe con Costa Rica llegaron por primera vez los Europeos el 6 de octubre de 1502, durante el cuarto viaje del almirante Colón a América. Mirando alrededor te puedes hacer una idea de como era la vida en aquella época, la atmósfera aquí es autentica, la gente, la arquitectura, la forma de moverse de isla en isla, siempre en barca, te hace sentir que estás en un lugar realmente especial.
Esta zona es de las mas atractivas y visitadas del caribe Panameño, y es que tiene muchos alicientes, como sus paradisiacas playas, sus interminables manglares y la fauna que los habita. Entre estos animales destaca el perezoso, un raro y simpatico mamífero que sólo podemos encontrar en esta parte del mundo.
Boquete:
Tras varios días en la costa del Caribe, empezamos el camino de vuelta hacia la ciudad de Panamá, pero no sin antes visitar la pequeña y pintoresca ciudad de Boquete. Situada en lo alto de la cordillera central de Panamá, y acariciada por el rio Caldera, esta población disfruta de un clima templado gracias a su altitud, mas de 1.000m sobre el nivel del mar. Por todo esto no sólo cuenta con una naturaleza y paisajes maravillosos, si no que es desde hace varias generaciones, el lugar elegido por los panameños para plantar su exitoso café de altura. Aprovechando que estábamos en esta zona y que soy un gran amante del café, decidimos visitar una de las plantaciones mas proliferas de Boquete, Elida. Allí nos enseñaron las diferentes plantas del café, sus frutos, como los recolectaban, lavaban, para por fin secarlos, seleccionarlos y tostarlos, convirtiéndolos en diferentes variedades de café. Tras una cata de los mismos y la inevitable compra de varios paquetes, pude disfrutar de algunas horas grabando las plantas de café bajo una luz increíble que se filtraba entre las nubes tormentosas, mientras una fina lluvia añadía un toque aún mas mágico a las tomas. No pude imaginar un final mejor para este viaje.
De vuelta en la ciudad de Panamá, tocaba reorganizar el equipo, empaquetar todo bien y disfrutar de un ultimo día en este maravilloso país, tan atractivo como desconocido, tan auténtico como acogedor. Panamá tiene mucho que ofrecer al viajero, playas de ensueño, montañas y volcanes, una capital cosmopolita, pero en mi caso la selva ha sido el mayor atractivo, convirtiéndose así en el principal protagonista de mi trabajo.